El barrio El Amparo en búsqueda de una reivindicación social y territorial.

En el marco de los 20 años de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio El Amparo se van a celebrar las Segundas Fiestas Patronales el próximo 14, 15 y 16 de Agosto con actividades recreativas, deportivas, culturales, feria gastronómica por regiones, folclore nacional y reinado de la simpatía entre otras. Esto sucederá en la Carrera 81 con calle 41F colindando el humedal de la Chucua de la Vaca.

Las noticias que se ven o leen en diferentes medios de comunicación y que hacen referencia a este sector, siempre hablan de la inseguridad que existe y se les recomienda a taxistas no transitar en las noches, se habla de casos de sicariato, estigmatizando a la comunidad entera. Esto a causado en los en los habitantes daño e indignación por eso vienen preparándose para decir NO MÁS.

En marcha la organización de la semana de la juventud 2011 en Techotiba.

Distintas organizaciones juveniles o que tienen incidencia en el ámbito juvenil de la localidad de Techo  vienen adelantando la organización de la Semana de la Juventud, que este año tiene como lema fundamental “cuerpo territorio de derecho” y que se realizara en la semana del 22 al 28 de agosto.  El acto de lanzamiento será en la Universidad Agustiniana ubicada sobre la Avenida Ciudad de Cali el próximo 22 de agosto.

El evento tiene como objetivo visibilizar los derechos de los jóvenes en la localidad y, su principal organizador es el Sistema Local de Juventud aunque acompañado de distintas organizaciones como: Ciudad Empiria,  Mosca Muerta, Unidos por la Razón, Cominredes, La Mesa Estudiantil de Kennedy, Centro Cultural Capoeira Colombia, Nesta Vibe, Brigada del Pensamiento Popular, Fundación Jaguar Ferrari, Plataforma Creativa, entre otras.

Recuperación del territorio en el Humedal La Libélula

Por Colectivo de Comunicación La Periferia Literaria.

El amplio territorio de Bacatá del que hace parte esta enorme urbe donde convivimos cerca de ocho millones de habitantes, está hermanado por las aguas que recorrían de cabo a rabo la sabana bogotana; para ser más exactos el cacicazgo de la confederación Muisca o Chibcha enmarcado en un territorio que cubría el territorio que va desde Funza  hasta Tunja. Todos estos territorios ancestrales han tenido un problema, y es que el 6 de agosto de 1538, con Gonzalo Jiménez de Quezada al mando, se inicia el problema de la falsa titulación de tierras.

Como conmemorando la fecha, 473 años y un día después, en plena madrugada del 7 de agosto, unos urbanizadores piratas llegaron a instalarse en la ronda del humedal La Libélula, ubicado los límites imaginarios entre las localidades  de Ciudad Bolívar y Tunjuelito, exactamente detrás del portal del Tunal. Con 10 vacas para pastorear y un furgón lleno de enseres, dispusieron del terreno, lo cercaron y se instalaron, alegando el alquiler del terreno con el fin de pastorear.

Ante la invasión se llevó a cabo una convocatoria con el fin de movilizar a todas las entidades y autoridades hasta el lugar para aclarar la situación y recuperar el territorio ultrajado. El lunes 8 de agosto se buscaba esclarecer la situación ante la convocatoria masiva que incluía a representantes de la comunidad, organizaciones sociales de diversas localidades, la concejal Ati Quigua, funcionarios del Jardín Botánico, Empresa acueducto de Bogotá y de las alcaldías locales de Tunjuelito y Ciudad Bolívar. Ante una serie de determinaciones se dictaminó la recuperación inmediata del espacio.  Cuando se realizaba la diligencia por parte de las autoridades y la comunidad, apareció el oficial retirado del ejército  Héctor García,  alegando no sólo ser el dueño de este terreno sino de 1055 hectáreas de territorios que incluyen reservas ecológicas del sur de Bogotá. Las escrituras en las que ampara la supuesta propiedad fueron pagadas en 1977 a Luís Alejandro Martínez Guío. Ante los reclamos de la comunidad por la actividad, García, alegó que estos terrenos los tenía dispuestos para la creación de una serie de urbanizaciones que cubrirán el sur de la ciudad. Lo curioso es que sin un sustento jurídico serio, sin una sentencia que declare la legalidad de esta acción y bajo el amparo de unas escrituras de las que no se pudo comprobar la legalidad, se invadió un espacio público, reservado para actividades ecológicas y en proceso de recuperación.